He tardado casi quince días en centrarme desde el alta de Elio, no sólo en poner al día mi casa, los impuestos del último trimestre del año, montañas de ropa para planchar, montañas de pequeñas cosas cotidianas acumuladas. Mi pequeñaja de vuelta en casa tras casi 10 días de navidad con los "abus" y las tías, de fiesta en fiesta, de capricho en capricho, durmiendo y comiendo a deshoras y echándole un poco de cuento a la situación para conseguir lo que quería y ya en casa hemos tenido que "reeducar" todas esas pequeñas y agotadoras cosas.
Pero ya está hecho ( o casi) y me puedo permitir pequeños lujos como coser a ratos, leer por la noche en vez de caer rendida en el sofá sin enterarme o dedicar unos minutos a este apartado que considero una liberación.
Han ocurrido cosas estos días. La Fórmula 1 se ha puesto en marcha con sus presentaciones y sus intolerables errores... Lo de Toyota ha sido de risa más que de escándalo, mientras David y yo mirábamos el minutero esperando el comienzo de la presentación él estaba inquieto, movía una pierna como con un tick aunque decía que no estaba nervioso para nada y, llegado el momento, resultó que no había vídeo y David no podía creerlo, de echo, aunque yo le dijera que quizá era una saturación de visitantes a la web o algo de eso, él insistía en que era algo imperdonable "tienen que estar preparados para eso, si no, es mejor que no lo hagan..." Miramos la fotos por delante, por detrás, de lado, plano cenital... y nos pareció bonito, unos cambios un poco exagerados, eso si, pero nada raro por lo demás. Hasta que por la tarde Orroe nos abrió los ojos a la trampa... lo que me pude reir ante eso... David no. Andaba mascullando de un lado a otro sobre que si el lunes tienen que empezar los test, sobre esto, sobre lo otro. Yo tengo otro punto de vista sobre todo este mundillo. Y es que sin trampas no hay emoción.
Y eso es lo que ha hecho Toyota, una trampa de niño que se esconde tras la mesa de la cocina mientras, con la boca rebosante de migas le dice a mamá "yo no he comido galletas".
Toyota ha querido levantarle las faldas a los demás y meterles mano de una forma descarada, es su manera de decir: "y ahora, el que pueda, que corra y me pille, que yo llevo las enaguas del cuello a los tobillos y no enseño ni la rodilla... por si acaso". Es curioso, realmente curioso como evolucionan los coches y las artimañanas de la Fórmula 1, hace un par de años, Ferrari se agarró a una nebulosa que no dejaba ver si había vacio normativo o no para colocar aquellos extraños artefactos en sus ruedas, los nosequé lenticulares, más conocidos por mi como "lentejas", hoy, han adoptado los nosequé muchos equipos ( no sé si todos) olvidando que el cielo se caía a pedazos bajo sus gritos, amenazas y airadas roturas de camisa que apuntaban acusadoras a los de rojo. Y hoy también Toyota nos hace este guiño, este engaño por el que se levantarán risas airadas que esconden a un muy bien preparado "y el que quiera verme, que espere a que yo decida desnudarme".
En mi inexperta opinión, esto es escándaloso, es dejar correr tinta para dar acicate al inicio de la temporada ¿cuantos años hace ya que sabemos que los test previos no son indicativos?, ahora Toyota cubre su monoplaza con una máscara de bandolero que guarda secretos: que deja volar la imaginación a quién quiera imaginarlo y creer que tiene un arma, que ha robado algo que no enseña y que puede sorprender. Puede disfrazarse y bailar con los demás la música de las presentaciones, pero si permite que se vea el disfraz ( no seamos ingenuos por favor, nunca cometerían un error semejante de forma inconsciente) es para que se hable de ello, de esos sobresalientes alerones delanteros que, según los mires tienen una forma u otra, ese morro que se adelanta o se retrasa según sea la vista lateral o cenital... ¿están desviando la atención para que no veamos otra cosa? Yo creo que no es sólo eso, creo que lo que quieren en tener toda nuestra atención, crear dudas sobre su poder, que no se les relegue a mitad de parrilla antes de empezar el campeonato. Toyota se ha vuelto striper, pero sólo nos enseña el hábito monjil... de momento.
Y de oca a oca y me paso a otro tema... es que tengo mucho que contar porque se me han acumulado los ideas de todos estos días. David y yo solíamos ir a comer fuera de casa de vez en cuando, una vez al mes, aproximadamente, y, aunque lo va a descubrir leyendo esto, sé que lo entenderá: la iniciativa de salir suele ser mía y aprovecho los momentos en que está bloqueado, esos días que tiene mucha información pero se atasca... no es casualidad, adoro charlar con él de Fórmula 1 mientras compartimos una ensalada o un postre de chocolate, discutimos, normalmente muy civilizadamente pero otras entramos en terreno más airado... Echo muchísimo de menos estas comidas, cuando el tiempo me permitía empaparme del problema que se traía entre manos y sonsacarle toda esa información que parecía atorada dandole mi opinión, reirnos y compartir esos "tu imagínate que.....". Supongo que lo echo de menos especialmente por que, al volver a casa solía tener claro lo que quería escribir, cómo quería describir esta u otra situación y eso me hacía sentir parte de algo importante para él. Ahora no hay tiempo y la economía de crisis no ayuda. A veces me habla de Fórmula 1 y ni siquiera puedo centrarme en lo que me cuenta, asi que cada vez lo hace menos, esa distancia me duele como si estuviera perdiendo algo valioso e irreemplazable, pero en casa es muy dificil hacerlo. Si es de día, muchas veces ni oímos lo que dice el otro por que ahí están nuestros peques para acallar nuestras conversaciones con sus necesidades y exigencias, si es de noche, estamos tan cansados que somos incapaces de entendernos... eran esas dos horas de alejamiento de todo, ese rato sólo para nosotros que hacía un milagro para mi: sentirme más cerca, más implicada, más informada de su trabajo. Bueno, no es sólo un trabajo, es una pasión. Asi que hoy aqui, reivindico mi derecho a huir de casa y charlar con mi marido de Fórmula 1. (¡Juas!)
Ha ocurrido otra cosa que me ha sorprendido. Una situación ante la cual mi reacción me ha resultado inesperada incluso a mi. Mis suegros han tenido que sacrificar a Louis, uno de sus perros pero no cualquier perro, quizás él único perro español que ha ganado Kraft, todo señorío, un cocker ruano que ha dado cientos de camadas y decenas y decenas de grandes campeones, que ha viajado por toda Europa haciendo que mis suegros sean hoy por hoy una referencia en la cría de cocker spaniel. El perro mimado de mi suegro dormía en su cama y desayunaba bizcocho, veía la televisión con la cabeza apoyada en el pecho de su dueño, pasaba por la peluquería cada quince día aproximadamente y cuando caminaba sobre el tapete de exposición su pelo parecía flotar, apenas parecía que levantase las patas del suelo. (nunca le ví en exposición pero sí cuando ensayaba en casa de mis suegros). Cuando le conocí era un auténtico campeón, han pasado ocho años de eso y le he visto pasar por diferentes etapas de envejecimiento: atritis, falta de apetito, ceguera, sordera... había llegado un momento en que sólo dormía o daba vueltas sobre sí mismo, perdido en su propia casa. Sacrificarle era lo más compasivo pero me he encontrado a mi misma sintiéndolo de una forma que nunca antes había sentido al perder una mascota, ni siquiera mía. Louis era un icono, parecerá exagerado pero en su momento fue la máxima expresión de la perfección de raza. Asi que esta es mi forma de decirle adiós, reconociendo que fué para mí algo más que un perro y que nunca olvidaré la noche que intentó ahogarme cuando se tumbó sobre mi cuello para dormir conmigo. Un abrazo amigo.
Y creo que ya. Bueno, Elio sigue sin dormir por las noches, pasa unas tres o cuatro horas de juerga según él día entre las 12 y las 5 de la mañana, y no es sólo culpa de la medicación, es que nos da mucha pena despertarle cuando duerme hasta la una de la tarde, come y se echa la siesta hasta las cuatro. Asi que si, yo diría que es culpa a partes iguales del depakine y de los padres blanduchos. Pero se acabó, mamá sargento ha vuelto, tiene la cabeza en su sitio y no admite juergas nocturnas ni horarios de adolescente tarambana.
Paula por su parte se ha dado a partes iguales a la lectura y al cantajuegos, sólo que como ella no sabe leer nos persigue con los libros (terminaremos deseando que el cazados acabe con Blancanieves) para, una vez que empezamos con la historia, decirnos "no, no, no, dame, dame", nos arranca el libro y nos cuenta su versión libre en la que la bruja malvada tiene una corona porque es su cumpleaños y el envenamiento de Blancanieves es una caida con sonido "catapum".
Y me voy a hacer marmitako que ya vereis que disgusto le doy a David.