Hoy hemos tenido reunión familiar en casa... bueno, hemos celebrado por segunda vez el cumpleaños de Paula, que fué hace ya un mes, pero hay tradiciones que no perdonan en la familia de David, es así como nos relacionamos: de fiesta en fiesta, por que sino, nos vemos de fiesta de guardar en fiesta de guardar, ah... y en casa de la abuela.
Así que un café, un poco de tarta y una charla agradable sobre las cosas más o menos vanales de la vida y la muerte. Lo mejor de la tarde, las niñas, que se ven de pascuas a ramos pero se entienden muy bien, les pones unos disfraces, y les das via libre para hacer y deshacer en la habitación de juegos y ya no hay niñas en todas la tarde. ¡Y sólo éramos 8 adultos y 3 niños!.
Hasta hace pocos años, para mi esa forma de reunión familiar ni imaginaba que podía existir. Mi árbol familiar materno (afortunadamente tengo una memoria selectiva fantástica que me permite hacer como que no tengo del lado paterno más que a mi padre), desde mi abuela ( y sólo ella de su generación) y hasta los bisnietos de esta, es decir, la generación de mis hijos y los hijos de mis primos, somos 76 y otros dos en camino. Nuestras "reuniones familiares" son de no menos de 20 o 25 personas y, como nunca es posible reunirnos a todos, excepto en bodas, comuniones o bautizos, nuestro récord está en 56, que no está mal. Y me parecía maravilloso poder reunirnos tantos y "charlar", reirnos, bailar, comer... me sigue pareciendo estupendo... pero ahora, además, me gusta tener charlas civilizadas con el grupo con el que estoy, cosa que es harto complicado con tantísima gente hablando, bebiendo y comiendo a la vez.
Además, como la familia no la eliges, que te la dan servida, no te garantiza nadie llevarte bien con todos ni mal con ninguno y a algunos especímenes no querrías verlos ni, muchísimo menos que se acerquen a 10 kilómetros a la redonda de tus hijos... Estas situaciones están mucho más controladas cuando la familia abarca tan sólo 20 personas... aunque, claro, siempre es más novelístico contar la historia de cómo se celebra una nochebuena con 56 personas o un bautizo con 70 y muchas, los preparativos, los cocineos de tres días y los "restos" que dejan estas reuniones familiares, que además de vasos, platos y servilletas usadas, siempre queda algún malentendido que arreglar durante los 364 días siguientes... vamos, sólo como excusa para volverse a juntar, discutir y celebrar la entendimiento final con otra comida familiar... y vuelta a empezar... Al final, el árbol se va ramificando por el territorio nacional (7 por Alicante, 4 por Guadalajara) y algunas ramillas llegan al internacional, Rusia y China y vuelta a Rusia, a España y otra vez a Rusia, por darle vueltas al viajar, que al final, la niña se nos casó en Rusia con un Jerezano que conoció en un contacto con China y tuvo de volver a celebrar bodorrio en Jerez y Madrid para volver a tierras Rusas con destino final en China que por problemas médicos terminaron en Madrid con una operación de riñón a la vista y los billetes para China perdidos...
Y eso pasa también entre la veintena de los del otro lado, que la reina de las fiestas del pueblo un año tras otro terminó fisioterapia y es feliz ejerciendo en París y su hermana, número 367 de 11000 en el examen del MIR quiere meterse en cirugia reparadora y ejercer quién sabe donde por que su novio es artista y el arte te lleva con los pinceles a cuestas allá donde quieran tu arte (Que son de padres médicos y la medicina parece que va en los genes), y de los chicos, pues el pequeño entre Granada y Madrid porque el corazón tira, otro pisando con muchas ganas y no sabemos cuanta suerte en la política y otro, bueno... sin tener muy claro el futuro de su vida, a caballo entre Barcelona y Madrid y con cosas de las que no se hablan pero se insinúan, y eso que es una familia moderna y bien avenida, pero da miedo, repelús... Y de los dos que quedan, pues la mayor afincada firmemente en Madrid y el otro... bueno... ojalá sepamos algún día encontrar el sitio en el que enraizar definitivamente, ya sea aqui o en la conchinchina por que no tenemos claro el futuro y tenemos sueños en los que el viento mece la hierba de un jardín calentado por el sol donde nuestros hijos... tomen el sol... pero son sueños que solicitan calma más que un cambio de aires, o al menos eso creo.
Me he perdido... la cosa es que hemos pasado una tarde muy agradable y sólo hemos tenido que poner un lavavajillas para lavarlo todo.
Mañana volvemos al día a dia... Buenas noches.